Casarse es una experiencia única que tiene que ser vivida con la intensidad que merece. Si realmente estamos seguros de que nos vamos a casar con la persona de nuestra vida, es algo que nos produce una sensación sin igual y que debemos disfrutar al máximo. Por eso, tenemos que prepararlo todo exactamente del modo en que queramos y en el que pensemos que nos vamos a sentir más a gusto. Nada de hacerle caso a las tendencias. Que eso no opaque los sentimientos de vuestro corazón, porque os terminaréis arrepintiendo.
Eso que os he comentado en el primer párrafo lo llevé a rajatabla cuando le pedí matrimonio a la que hoy sigue siendo mi esposa y empezamos a organizar todo el evento. Sabíamos que queríamos una vida en la que estuviéramos el uno junto al otro, así que teníamos que conseguir que fuera una celebración irrepetible. Y, aunque teníamos más o menos una idea de lo que queríamos hacer, estaba claro que debíamos puntualizar alguna de las cosas que iban a formar parte de un día tan importante en nuestras vidas. No se nos pasaba por la cabeza dejar cualquier detalle bajo los designios del azar.
Lo primero en lo que se suele pensar siempre es en el número de invitados que queremos llevar. Y eso es lo que hicimos. Como es lógico, sabíamos que eso podía determinar después el tipo de eventos o actividades que se realizan después. De hecho, dependiendo de ese número vamos a poder escoger entre un tipo de lugares u otros tanto para la ceremonia como para el banquete. Hay que hilar muy fino a la hora de elegir los invitados también para no olvidarnos de nadie y cumplir con todos los compromisos que tengamos.
Después, es idóneo que empecemos a trabajar en el resto de cosas. Hay que ponerle amor a todo lo que vamos a hacer, eso por supuesto, pero sí que me gustaría destacar algunas de las cosas que pueden determinar la valoración general de la boda. Algo que me gusta especialmente y que tratamos de la manera más seria en nuestra boda fue el tema de las fotos. No cabe la menor duda de que es algo que nos va a quedar para toda la vida, que va a llenar de recuerdos nuestra casa y la de todos nuestros allegados. Por tanto, debemos confiársela a quien merezca la pena.
Y aquí es donde entra otra de nuestras pasiones, la música. Estamos hablando de una de las cosas que le da diversión y vitalidad a la vida. Y a nosotros siempre nos ha encantado en sus diferentes formas y estilos. Por eso, queríamos combinarla con las fotos. Queríamos que las fotos las hiciera gente lo más profesional posible para que, una vez las tuviéramos, pudiéramos realizar un montaje perfecto con las canciones que más nos gustan. Lo que hicimos nosotros, después de analizar de manera muy concienzuda el tema, fue depositar nuestra confianza en Pedro Volana puesto que los trabajos y los resultados que vimos en su página web nos convencieron de una manera bastante poderosa.
Desde el primer momento, sentimos la confianza necesaria como para no preocuparnos en absoluto por este tema. Habíamos visto los resultados de sus trabajos y teníamos la certeza de que todo iba a salir bien. Tener fotos de ese día para toda una vida es una manera de sentirnos felices cada día y la verdad es que hemos cumplido con creces ese cometido. Además, tengo que decir que la edición de vídeo que hicimos más tarde con una selección de las mejores fotos quedó tan sumamente espectacular que todavía hoy, después de algunos años, seguimos viéndola.
Además de para formalizar el amor que se siente por la persona que queremos que forme parte de nuestra vida hasta el final de nuestros días, las personas también nos casamos por cosas como de las que acabamos de hablar, por tener documentos gráficos y audiovisuales que muestren el amor que nos profesamos y lo tan sumamente felices que somos. Es un evento que debe servir de celebración del amor y de la vida en general. Pero no vamos a negar que hay más motivos que conducen a dos personas a dar el paso. Podemos encontrar algunos de ellos en la noticia que os enlazamos a continuación y que pertenece al portal web del periódico El Confidencial. Son los que mencionamos a continuación:
- Las causas económicas constituyen un factor que no se debe olvidar, pero no solo por el hecho de que uno tenga el dinero suficiente como para que su pareja también encuentre una estabilidad, sino también porque hay muchas ventajas desde el punto de vista burocrático en el hecho de casarse (es más fácil obtener una ayuda del Estado, por ejemplo).
- Soledad. Se trata de una sensación que todos y todas hemos tenido en algún momento de la vida y que mucha gente suele odiar. La vida es más aburrida si no tenemos a nadie al lado con quien compartir todo lo que nos gusta… y los temores que tenemos.
- Responsabilidades familiares. Aquí podemos incluir un montón de cosas, desde casarse porque es lo que quiere nuestra familia a casarnos para formar una familia. Y es que está claro que el entorno que tenemos también nos influye, tanto para bien como para mal, a la hora de tomar una decisión tan importante como la de casarnos.
- Sexo. Hay gente que todavía no tiene sexo fuera del matrimonio y que, para tener la posibilidad de hacerlo, se casa. Se da sobre todo entre personas religiosas. Por supuesto, este tipo de valores hay que respetarlos.
- También hay motivos prácticos, que básicamente tienen que ver con el hecho de que una de las dos personas que conforman la pareja se quiere casar y la otra, aunque le da igual estar casada o no, acepta simplemente por complacerla.
Seguro que hay más motivos. A fin de cuentas, cada persona tendrá el suyo y será igual de respetable que cualquier otro. Pero sí que es cierto que los que más me suelen gustar son los que tienen que ver con el amor. A fin de cuentas, y aunque sea legal casarse por cualquier motivo, lo que debe primar es el amor. Y, de hecho, es lo que le da continuidad a la pareja. Si no hay amor a la hora de casarse y tomamos la decisión por otro tipo de cuestiones, lo probable es que nuestro matrimonio termine siendo un fracaso. Por desgracia, esa situación se repite más de lo que nos gustaría reconocer en los tiempos en los que nos encontramos.
¿Es más habitual una boda religiosa o una civil?
Esta es una de las preguntas que suele hacerse todo el mundo, aunque no esté pensando en casarse. Lo cierto es que, año a año, tengo la sensación de que van creciendo las civiles sobre las religiones. Tanto es así que, al menos en nuestro caso, de las 4 últimas a las que nos han invitado, 3 han sido civiles y solo 1 ha tenido ese cariz religioso tan tradicional como al que mucha gente habrá estado acostumbrada a lo largo de su vida. La nuestra, por cierto, también fue civil.
¿Qué es lo que dicen las estadísticas? Que la cosa está bastante repartida. De acuerdo a lo que indica una noticia publicada en la página web de El Periódico, las ceremonias civiles ya representan un 56% de las bodas que se celebran en el interior de nuestras fronteras, mientras que solo el 44% son de carácter religioso. El caso es que la tendencia es que se celebren más civiles que religiosas, por lo que creo que la diferencia entre unas y otras van a crecer en los próximos años. Eso es lo que está sucediendo en todo el mundo, incluso en países donde la religión juega un importante papel dentro de la sociedad.
El caso es que, sea como sea el enlace en el que estéis pensando, las fotos y la música son algo que no puede faltar. Y la combinación entre ambas es de calidad con independencia del tipo de ceremonia del que estemos hablando. No es fácil organizar todos los asuntos que tienen que ver con esto y es verdad que puede generar grandes dosis de estrés, pero unas buenas fotos acompañadas de las notas musicales de nuestra canción preferida hacen que el recuerdo de ese día sea el de la felicidad más absoluta que sentimos al casarnos y no el del estrés que conllevó organizarlo todo.
Hay que guardar el mejor recuerdo del día más importante de nuestras vidas. Se trata de un evento que vamos a tener presente durante todos y cada uno de los días que nos queden por vivir y todo lo que le rodee debe ser perfecto. Ese recuerdo debe maximizar los momentos de felicidad que vengan y minimizar los de tristeza. Si conseguimos que esto sea así, habremos cumplido con el propósito que perseguimos al casarnos.