Controlando el manejo de las plagas

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Mantener las diferentes plagas que pueden aparecer bajo control, es una acción primordial que debe llevarse a cabo mediante la aplicación los métodos adecuados de forma periódica. La invasión que pueden llevar a cabo algunos animales o insectos, puede desencadenar la aparición de numerosas enfermedades y problemas sanitarios que pueden ser fácilmente evitados, mediante la prevención y el control de plagas.

Como sugieren los profesionales del sector Control Plag, la invasión de los animales o insectos de los espacios donde los humanos llevamos a cabo nuestras actividades, es causa de molestia y desagrado, entre otras cuestiones. Cuando los animales o insectos colonizadores acuden a esos espacios, lo hacen en busca de agua y alimento y con la intención de quedarse en ese lugar. Vamos lo que venimos haciendo los humanos por todo el planeta, solo que, en este caso, las víctimas, somos nosotros y no la flora y fauna del entorno.

Partiendo de la base de que la primera plaga es el ser humano aunque este no se de cuenta, vamos ve como se crea una plaga, como reconocerla y por supuesto, como es más conveniente manejar la situación. Aunque en cualquier caso, más vale prevenir, algo de lo que también, hablaremos más adelante.

Para empezar, uno de los sectores que más preocupación muestra ante la posibilidad de sufrir una plaga, es la industria alimentaria. Fundamentalmente el control de plagas se exige en todo lo relacionado con este sector y lo que se relaciona directamente con el mismo. En este aspecto, son tres los tipos de plagas más habituales: insectos, roedores y aves. La aparición de una de estas plagas, puede generar grandes pérdidas económicas para la industria. Llegando a dañar infraestructura, producto final y contaminación de los productos que llegan al consumidor. Ya que los invasores pueden campar a sus anchas por los numerosos espacios que componen la industria sin ser vistos, hasta que la cosa se desborda.

Cabe destacar que la presencia de una plaga en cualquiera de las instalaciones relacionadas con la producción y manejo de alimentos, implica un grave deterioro en su imagen de cara al público. Como es lógico, cuando vemos una noticia en la que una marca de consumo habitual ha sufrido alguna plaga en sus instalaciones, es fácil preguntarse si se puede confiar en la calidad de sus productos. E incluso, llegar a pensar si has consumido algún producto adulterado o afectado por la plaga.

Este tipo de infestaciones, son capaces de adulterar e inutilizar cantidades muy grades de alimentos y productos en general, al mismo tiempo que, se trata, en numerosos casos, de agentes transmisores de enfermedades que pueden ser leves o graves. Un ejemplo puede verse en las ratas que campan por almacenes de logística y cuyos excrementos pueden transmitir el hantavirus o leptospirosis.

Controlando la situación

Afortunadamente, la situación se puede controlar. Es más, es más que posible evitar la aparición de una plaga. Tal vez esa sea la razón de que la aparición de una de ellas, genere tanto rechazo, pues en la actualidad, es sinónimo de dejadez e incumplimiento de la normativa. Dado que es cierto que, si cumples con los calendarios establecidos para el control y la prevención de las diferentes plagas, es muy difícil que se produzca una invasión de tal magnitud.

Es por lo tanto, objeto de la realización de un control de plagas periódico, regular los tipos de especies invasoras que se encuentren intentado colonizar los espacios. Esto es posible gracias a la aplicación y utilización de métodos que gozan de una gran efectividad para acabar con la proliferación descontrolada de estos animales o insectos tan molestos.

A razón de los diferentes factores que hay que tener en cuenta, los sistemas de control a aplicar, pueden variar. Son factores a considerar el medio ambiente en el que se instalan, el impacto que se pretende tener sobre la propia plaga y la economía, entre otros. Por lo que antes de proceder, el paso previo, es llevar a cabo una evaluación de los diferentes factores y el espacio a tratar.

Originariamente, la práctica del control de plagas, se inicia directamente en relación con las plagas que invaden el sector de la agricultura. Invernaderos, plantaciones y campos, están expuestos a gran cantidad de insectos y, por tanto, son fácilmente susceptibles de sufrir una infestación por alguno de esos indeseados seres. Debido a este hecho, se han ido desarrollando diferentes métodos para establecer el control de plagas mas acertado en cada situación.

Actualmente, podemos distinguir entre tres metodologías, con sus diferentes aplicaciones: control de plagas físico, control de plagas químico, control de plagas biológico (esta es la forma más novedosa, utiliza un método de confrontación de animales o insectos que sean enemigos naturales de los que han hecho la invasión, con la finalidad de que los reduzcan).

Tras una evaluación, los profesionales en la materia, determinarán cual es el mecanismo de acción más adecuado a cada necesidad.

Manejo integral de plagas

De forma tradicional, el control de plagas, se llevaba a cabo mediante la aplicación de químicos. Este hecho, hacia que el lugar a desinfectar, tuviera que cerrar sus puertas y no pudiera haber nadie en su interior durante la aplicación del tratamiento, e incluso, horas después. Incluso a nivel particular, si una vivienda, sufría una invasión, los inquilinos, debían encontrarse fuera durante un tiempo prudencial tras la aplicación del producto para no correr un riesgo de intoxicación.

Sin embargo, eso ha cambiado notablemente. El uso de los productos químicos para el control de plagas, esta siendo reemplazado por un enfoque diferente, conocido como el manejo integrado de plagas. Este nuevo método, constituye un sistema que hace hincapié en la práctica de medidas preventivas, simples y económicas que minimicen el impacto, ocasionen el menor daño a las personas y al medio ambiente y se gestionen rápido. En resumen, esta metodología, se basa fundamentalmente en la eliminación o el control de las plagas, minimizando o limitando, el acceso a alimento, agua y cobijo.

De esta manera, el control integrado de las plagas, implica controlar los organismos que pueden ser perjudiciales, utilizando una metodología que satisfaga las exigencias a nivel toxicológico, económico y ecológico, estableciendo prioridades de uso de elementos naturales de control y teniendo en cuenta, los limites establecidos de tolerancia. El objetivo, es el control de las especies que son perjudiciales para la salud de las personas y su entorno, manteniéndolas siempre que sea posible, bajo el umbral de tolerancia propuesto.

En función del impacto que se quiera ejercer sobre la plaga en cuestión, existen diferentes tipos de control. No solo se tiene en cuenta el efecto que se pretende sobre la plaga, si no también, respecto al medio ambiente, la economía, la población en genera y otras variables posibles. Por lo que, como ya hemos comentando, hay que llevar a cabo un estudio previo que determine la necesidad de utilizar un método que genere el menor impacto posible.

Dentro de los propios programas de control de plagas establecidos, se incorporan medidas preventivas de ordenamiento y saneamiento del medio. Así como el control de los factores que favorecen la aparición y el desarrollo de las plagas que pueden surgir. Esta es la base imprescindible para poder asegurar que las actuaciones llevadas a cabo, sean efectivas. De esta manera, se puede racionalizar la prevención de la aparición de las posibles plagas y se entiende que, dicha prevención, ha de realizarse mediante el control y corrección de los factores ambientales que causan la formación de las plagas. Se elimina, por lo tanto, el uso de los tratamientos químicos tradicionales como método de prevención. Esta metodología y los programas de prevención, están evitando y disminuyendo en según qué circunstancias y situaciones, el uso de plaguicidas.

Como es evidente, la estrategia de control debe ser planificada siempre en concordancia con los diagnósticos previos del problema a tratar. Tras ese estudio se determina el método más adecuado para atajar el problema, teniendo en cuenta la especie que compone la plaga, su distribución, las características del local infestado o el área concreta que va a ser objeto del tratamiento, así como el uso de la misma.

Para una lucha eficaz contra las plagas, se están utilizando cada vez más, los métodos integrados para el control de las mismas. En ellos, se prioriza el control biológico, físico y mecánico. A la vez que, los plaguicidas a utilizar son más específicos, profesionales, selectivos y menos peligrosos para la salud de las personas y el medio ambiente. Algo que es de agradecer por todos ya que no solo las personas nos beneficiamos de estas acciones, el propio ecosistema, también.

Aunque en ocasiones la aparición de una plaga puede ser inminente y poco predecible, lo más habitual es que se las vea venir. Es fácil averiguar donde hay un foco que pueda volverse problemático y actuar en consecuencia, antes de que el problema se agrave. De ahí, que los métodos más utilizados en la actualidad, sean los de prevención y estudio del terreno en lugar de los de la actuación directa, exista o no, problema. Mantener a raya a los insectos y animales invasores es cada vez, más sencillo.

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