Cuando somos pequeños, nos dicen que busquemos una actividad que realmente nos guste para que enfoquemos todos nuestros estudios a ella y podamos llegar a desempeñarla en un futuro, de tal modo que nuestro trabajo nos apasione y tengamos la posibilidad de sentir que no estamos trabajando nunca y sí disfrutando a tope de lo que nos gusta hacer. La verdad es que hay muchas personas que lo consiguen. Y tiene mucho mérito porque no es fácil llegar a un punto como el que nos llegamos a proponer. La historia que os voy a contar, la de mi hija, muestra perfectamente un tema como del que os he hablado en esta introducción.
Mi hija siempre ha soñado con ser actriz. Desde que era muy pequeña, ha sido una verdadera obsesa de las películas. Aunque es verdad que comenzó con lo típico, con las películas tradicionales de dibujos animados, pronto empezó a ver otro tipo de cosas, mucho más serias y que todavía no eran acordes a su edad. Veía drama con 8 años. Y eso empezaba a dejar pruebas de que todo lo que oliera a cine le iba a llamar la atención… desde una edad muy temprana. También mostraba una especie de don para conocer los diálogos y aprenderse los guiones. La verdad es que tanto mi mujer como yo no podíamos dejar de pensar en que nuestra hija se convirtiera en una verdadera estrella de la gran pantalla, a pesar de que siempre hemos sabido de la dificultad que eso entraña.
Comenzó sus dotes en interpretación haciendo algo de teatro. Arrancó en el colegio, participando en alguna obra de fin de curso o de Navidad para las que, como no podía ser de otra manera, no tenía ningún problema en ser la protagonista y asumir una mayor cantidad de texto. La verdad es que el resultado de sus interpretaciones dejaba a todo el mundo boquiabierto, a nosotros, sus padres y demás familiares, los primeros. Eso ya revelaba de alguna manera que nuestra niña no tenía techo y que estaba preparándose para volar muy alto, aunque es cierto que ella solía tratar el tema con naturalidad y siempre con la humildad que le ha caracterizado a lo largo de su vida.
Su amor por el cine le llevó a buscar algún papel en alguna película de pequeña entidad. Quería probarse, saber si realmente aquello le iba a gustar tanto como le había gustado hacer teatro. Se apuntó a una agencia de interpretación y consiguió papeles pequeños en una película y en una serie. Le encantó la experiencia y consiguió realizar un buen trabajo a pesar de que ni siquiera era mayor de edad. Y eso llamó la atención de algunas de las personas que se habían encargado de rodar la película. Eso le permitió empezar a hacer contactos y a irse posicionando para lo que estaba a punto de llegar. La evolución era meteórica.
Eso sí: os tenemos que decir que nos preocupaba un poco el hecho de que el cine sea un negocio en el que se puede pasar de lo mejor a lo peor en cosa de muy poco tiempo. No es un negocio idóneo para personas que deseen tener un empleo fijo. De hecho, fijaos en lo que apuntaba una noticia que vio la luz en la página web de El Salto Diario. En ella, se especificaba que 4 de cada 10 actores o actrices viven bajo el umbral de la pobreza, aunque tengan varios empleos. La verdad es que, para ser una figura que potencia tanto la cultura y las artes, es una pena muy grande que la situación sea esta. Y nosotros no queríamos que nuestra niña tuviera que pasar por dificultades económicas por el hecho de dedicarse a lo que más le gustaba.
Nuestra hija era plenamente consciente de las dificultades inherentes a su profesión, pero eso no le impidió continuar adelante con su formación como actriz y con su participación en un películas de todo tipo. Estaba haciendo bastante bien las cosas porque le llamaban distintos directores. Incluso, tuvo que empezar a rechazar papeles por falta de tiempo. Y no solo eso: le empezaron a proporcionar papeles de protagonista, algo que a ella le motivó especialmente y que sin duda provocó que hiciera cada vez mejor su trabajo, además de ser un activo mucho más visible para directores de otras películas de más enjundia. Eso siempre resultaba de gran utilidad.
La cosa no se quedó ahí. Después de haber intervenido en varias películas y documentales, su trabajo empezó a ser reconocido a través de algo más que el pago de un salario. Y es que comenzaron las nominaciones a premios locales y regionales. Son muchas las personas que aparecen en películas y que poco a poco se van forjando un nombre dentro de este sector, pero eso no fue óbice para que ella dejara de estar entre esas nominadas y que incluso alguien llegara a decir que se encontraba entre las favoritas para obtener un galardón en materia de papel protagonista. ¿Vosotros no sentiríais mariposas en el estómago?
Como es lógico, la carrera de mi hija dependía en buena medida de su imagen pública. Y eso venía a decir que era importante que cuidara de la ropa que portaba durante todas aquellas galas de entregas de premio para las que le nominaban. Necesitaba contar con un vestido que le hiciera parecer todavía más bella y elegante de lo que ya es de por sí, así que empezamos a sondear posibilidades y terminamos decidiéndonos por confiar en La Pepa Alicante, una tienda especializada en vestidos, e incluso con grandes colecciones como la de Vicky Martín Berrocal en su tienda, y que ya conocíamos al disponer de vestidos para graduaciones y que mi hija ya había llevado en años anteriores.
La verdad es que siempre que escogió un vestido de ahí, mi hija ha conseguido ofrecer la imagen que quería sobre sí misma. Y eso le ha permitido mantener alta su autoestima, algo que siempre es muy importante cuando te dedicas al negocio de la artes puesto que, si tú no confías en tus propias posibilidades… ¿quién más lo iba a hacer? La verdad es que tendría muy pocas opciones de haber destacado en caso de no haber estado tan segura de sus propias posibilidades para triunfar en este campo. Y eso le fue ayudando para conseguir algunos premios en esas galas de las que os hablaba antes y en las que su nombre se fue haciendo cada vez más popular.
Ahora, ya está apareciendo en algunas películas que se publicitan a nivel nacional, esas que aparecen en grandes plataformas como Netflix. Y esa es una enorme carta de presentación ante el conjunto de la sociedad. Tiene un presente más que interesante y la verdad es que el futuro es muy prometedor. Poco a poco, nos vamos quitando ese miedo del que os hablábamos antes acerca de la inestabilidad que rodea siempre al mundo de las artes en general y al del cine en particular. Me parece que no le va a faltar trabajo, aunque es verdad que nunca sabes cómo van a venir dadas en el futuro.
Hay que apoyar todavía más al sector audiovisual
Después de haber visto todo lo que ha trabajado mi hija para llegar a ser lo que ya es y lo que continúa trabajando para seguir creciendo como actriz, tanto mi mujer como yo sabemos el esfuerzo que está detrás de cada actuación y detrás de cada uno de los personajes a los que interpreta. Y eso merece que la gente apoye todavía más el cine de nuestro país. Siempre se ha solido considerar que las películas que vienen de fuera, especialmente las que tienen relación con un país como lo es Estados Unidos, son las mejores. Pero no siempre es así. Hay que confiar en el potencial que tienen nuestras propias producciones y nuestros propios actores y actrices. ¿Qué hubiera pasado si los italianos no hubieran potenciado películas como “La vida es bella” o “Cinema Paraíso”?
En los momentos en los que nos encontramos, el sector audiovisual solo mueve en España un 0’7% del Producto Interior Bruto. Eso es lo que apunta, al menos, una noticia que se publicó en la web de El Economista en febrero de 2023. Aunque han pasado un par de años, la situación es parecida. Y para conseguir que la cifra siga creciendo, lo que tenemos que hacer es lo que decíamos más arriba: darle todavía más bombo a las películas que se realizan en España y que, desde luego, también son de mucha calidad. De hecho, somos muchos a los que películas como “El 47”, “La lengua de las mariposas” o “El maestro que prometió el mar” nos parecen mejores que cualquier superproducción norteamericana.
Cuanto más apoyemos al sector audiovisual, más opciones habrá de que haya actores y actrices que puedan cumplir sus sueños y hacer que el cine español llegue a más rincones del mundo. Eso solo puede ser beneficioso para nuestra economía y tenemos que aprovechar la oportunidad que eso nos pone por delante. Estoy convencido de que mi hija será una de las mayores beneficiadas de que esto sea así.